Artista: Ricardo Calero
Fechas: 14 de Abril a 25 de Mayo 2018
Natural necesario / Cuidar el pensar
Alejandro J. Ratia
Una característica de Ricardo Calero es su capacidad para evolucionar sin olvidar. Las reflexiones que materializa (y desmaterializa) en los años ochenta, sus diálogos con el silencio de los noventa y el desarrollo posterior de mecanismos de escucha, de atención a la memoria y de activación de la conciencia, van sumándose y no sustituyéndose, como también van sumándose las geografías donde interviene y con las que se compromete. Esta coherencia, digamos que diacrónica, se refuerza paradójicamente con una dualidad transversal. A partir de cierto momento, Ricardo Calero comienza a utilizar una dicotomía para definir su obra: Natural Exterior y Natural Interior. Alude a dos formas de trabajar e incluso a dos ámbitos donde hacerlo. Su exterior se refiere a intervenciones sobre lugares concretos, donde la Naturaleza tiene una presencia manifiesta. Estos espacios han sido, por ejemplo, el monte Taunus, en Alemania, el río Guadalaviar, en Albarracín, el desierto de los Monegros, el mar del Cabo de Gata, o Il luogo della Natura, en Bolognano, Italia. También los parajes alpinos próximos a Quincy que compartió con su amigo John Berger. Su interior alude al trabajo en el taller, pero también al propio cuerpo y a la propia esencia humana, vinculada o no directamente con el quehacer artístico.
Los trabajos que presenta en Ponce + Robles están emparentados también con otros proyectos recientes como sus esculturas nómadas. Espacio de pensamientos es una especie de carro-casa que recorrió los paisajes portugueses en la Trienal del Alentejo, y que instaló más tarde junto a la Biblioteca de Bad Vilbel (Alemania), con motivo de la Bienal Blickachsen 11. Esta estructura móvil amparaba un espacio para el diálogo. La comunicación y la propuesta de espacios de proximidad definen las preocupaciones últimas de Ricardo Calero. Y estos conceptos pueden seguir ayudándonos a entender las obras que ocuparán la galería. Parte de sus nuevas esculturas están hechas de mimbre. Son recipientes vividos espacios de acogida que terminan ofreciendo una breve interpelación, dando a leer una semilla de lenguaje. La casa nómada antes aludida poseía una cubierta, pero ésta se hallaba perforada por palabras, que nos protegían, pero de forma permeable. Es decir, que era el sentido y no la cerrazón la que nos amparaba. También el mimbre trenzado permite respirar a aquello que cobija dulcemente. Además, no se trata de uno solo, sino de una sucesión de contenedores, algo que invita a pensar en una tarea colectiva, del mismo modo que invita a hacerlo el motivo de la escala, que reaparece en esta misma exposición.
Es importante apreciar en estas obras la secuencia de los materiales. Al mimbre sucede la cerámica, y a ésta, la madera o el metal, aportando cada cual sus propiedades, su flexibilidad, su dureza, su plasticidad, su cualidad simbólica, en una breve historia de la materia prima artesanal que concluye en un contenido leve, pero formalizado ya en signos (letras, palabras), que es como el tañido de una campana, algo que queda vibrando como posibilidad un SI condicional, una interpelación, un DI que queda a la espera. El artista interviene incorporando una leve capa de harina y yeso que los unifica, elementos que hablan de alimento y protección. El color blanco añade un factor de pureza, una propuesta constructiva.
Estas obras configuran la serie que Calero denomina Natural necesario. En diálogo con ellas están otras en que se solicita Cuidar el pensar. Estos son los trabajos que están relacionados más directamente con el encuentro con el Otro. Las palabras, recuperadas del habla, devueltas a un ser más próximo a la Naturaleza, se curan y se cuidan, como vimos que sucedía con las relaciones personales y la memoria. Los archivos conservan e invitan a crear contenidos nuevos. La vigilia del archivador aparece en el umbral de la conciencia. En los sobres azules que anidan en ellos, como palomas mensajeras, aparecen las ideas y los deseos de los amigos, de los vecinos de Fuendetodos (donde el artista tiene su taller), a quienes se invita a contribuir con sus propios sueños. Si Ricardo Calero investigó en su día la blancura cegadora del silencio, con el tiempo está reconduciendo sus reflexiones hacia la comunicación. En aquel silencio suyo nunca desaparecieron del todo las partículas del lenguaje. Y es una construcción de palabras lo que nos propone ahora. Y construir de pensamientos espacios de futuro, deja escrito. Utilizando el verbo como un material más flexible y participativo. Como el mimbre.>Hölderlin convoca en un himno a quienes hablan por el lenguaje. Ricardo Calero parece estar entre ellos. Coincide también con el poeta en la consideración del silencio como antesala de la palabra útil, y de la condición coral de la existencia. El tú cuenta entre las condiciones ontológicas del ser yo. Cada vez más, en sus obras, las voces de los otros son lo que importa recoger. Significativas son esas obras en que un recogedor recupera unas letras, y las devuelve a su archivador, a lo que sería la casa del lenguaje. Los elementos que configuran estas series no son una finalidad en ellos mismos; los espacios se crean en tanto que pueden acoger. El propio artista se ofrece como instrumento. Es por ello que las definirá como esculturas de la memoria.
RICARDO CALERO (1955, Villanueva del Arzobispo, Jaén)
Es un autor que trabaja con una concepción abierta del arte. Sus obras, acciones e intervenciones, se desarrollan fundamentalmente en torno a dos conceptos claves que unifican su trabajo: natural exterior y natural interior.
Entre dus propuestas artísticas destacan las planteados en: Espacios del sentir, Galería AUBES3935, Montreal. Ausencias, Galería Calart, Ginebra. Memorias del Olvido, Galería Naviglio, Milán. Auras del Silencio, Galería Scheffel, Bad Homburg, Alemania. Nada, Diputación Provincial de Huesca, Huesca. Luz en la sombra, Galería Joan Prats-Artgráfic, Barcelona. Diálogos, Galería Raquel Ponce, Madrid. Disparates, Continuidad de un proyecto inacabado, Academia de España, Roma y Museo Nacionale Villa Pisani, Venecia. Posetilosti, Museo Galería de Bohemia del Oeste, Pilsen, República Checa. Continuity of an Unfinished Project, Museum at the Katzen Arts Center, Washington. Ricardo Calero, Disparates, Université de Montreal, Canadá. Grabado Tiempo, salas del Paraninfo de la Universidad, Zaragoza.
En el campo de las acciones e instalaciones, ha intervenido con proyectos específicos entre otros en: La Transparence, Centro de Arte Contemporáneo George Pompidou, Cajarc, Francia. De blancos, vacíos y silencios, Fundación Telefónica, Madrid. Blickachsen 3, Skulpturenim Kurpark, Bad Homburg. Alemania. Latidos del tiempo, Palacio de La Lonja, Zaragoza y Museo de San Telmo, San Sebastián. Neue Kunst in Alten Gärten, Gehrden-Lenthe, Alemania. An die Natur, Fundación Altana Kultur, Bad Homburg, Sinclair-Haus. Alemania. Del Alba, Albarracín, Teruel. Bienal Blickachsen 4, Skulpturenim, Bad Homburg, Alemania. III Bienal Arte Contemporáneo, Fundación ONCE, Madrid. Los pasos , de la Casa al Museo de Goya, Fuendetodos. XI Bienal Internacional de Cuenca, Cuenca, Ecuador. Viva Internetional Video Art, Caixa Forum, Madrid. Blickachsen 9, Bienal Internacional, Bad Homburg-Frankfurt, Alemania. Sueños en el mar, Salas de la Diputación de Huesca. Trienal no Alentejo, Portugal.